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FILA SUPERIOR: De izquierda a derecha: Karla (hermana de Marcia), Abuela Rosa y Marcia (1985); Beatriz (la mamá de Carlos Quinto) y Carlos Quinto en su graduación del bachillerato (1983); y Marcia, Roberto (el papá de Marcia), Karla, Brenda (la mamá de Marcia) y Luis Roberto (el hermano de Marcia) en los EE. UU. (1986).
FILA INFERIOR: Marcia y Karla (1976); Karla, Luis Roberto y Marcia (1985); Beatriz, Carlos Quinto y Vivina (su segunda "mamá") en su graduación universitaria (1990).
En 1976, en La Victoria, Estado Aragua, Venezuela, comenzó a desarrollarse una historia única. Marcia tenía apenas dos años, y Carlos Quinto ocho, cuando Rosa, la abuela de Carlos Quinto, descubrió un cariño especial por Marcia al verla con su mamá en el área de juegos de su edificio, Invica.
El encuentro llevó a un profundo vínculo entre las dos familias. Marcia y su familia vivían en el piso 12 de Invica, mientras que Carlos Quinto y su familia residían en el segundo.
Marcia y su hermana menor, Karla, llamaban cariñosamente a la abuela de Carlos Quinto "Abuela Rosa" por dos razones: primero, porque las consentía con cariño, les cantaba canciones de cuna en su mecedora, siempre tenía la puerta de su casa abierta para ellas y compartía sus deliciosas e inolvidables comidas. Segundo, con sus abuelas viviendo en países distantes, Abuela Rosa llenaba un vacío con su calidez y afecto.
Abuela Rosa y la mamá de Carlos Quinto, Beatriz, se convirtieron en dos de las amigas más cercanas de los papás de Marcia y en dos de las mejores amigas de la mamá de Marcia.
A pesar del fuerte vínculo forjado en la infancia a través de comidas familiares compartidas y salidas a muchos lugares, la vida los llevó por caminos separados. Marcia y Carlos Quinto perdieron contacto cuando él se fue a la universidad en 1984, y Marcia y su familia dejaron Venezuela, llegando a California en 1985.
En años siguientes, el papá de Marcia visitó a Beatriz y a Carlos Quinto varias veces cuando viajaba de EE. UU. a Venezuela, sin embargo, Marcia y su mamá no estaban en contacto con ellos.
Marcia y Carlos Quinto no se habían visto ni hablado en 38 años hasta que Dios intervino cuando Carlos Quinto se mudó de Venezuela a Carolina del Norte en enero de 2022.
Tan pronto como llegó, Carlos Quinto llamó a la mamá de Marcia (quien se había reconectado con la mamá de él aproximadamente un año antes) para decirle que acababa de mudarse a EE. UU. Marcia estaba sentada al lado de su mamá durante esa llamada, que produjo el primer "hola".
Hablaron por primera vez en casi cuatro décadas, y en homenaje a la relación entrañable que compartieron sus familias en la infancia, especialmente Carlos Quinto compartiendo a su abuela con Marcia y su hermana, en esa primera llamada telefónica y en muchas otras que siguieron, se referían cariñosamente el uno al otro como "primo" o "prima".
Al reencontrarse en esta tierra, los recuerdos de La Victoria y los lazos de un pasado compartido volvieron a la memoria. Su reconexión no fue solo un encuentro fortuito; fue un testimonio del poder perdurable de la amistad y del impredecible viaje de la vida; un plan que Dios había establecido más de cinco décadas antes. En algún momento, dejaron de llamarse "primo" y "prima" y se enamoraron.
En diciembre de 2022, Carlos Quinto se mudó de Pensilvania a California para estar con Marcia, y el 2 de enero de 2024, tuvieron su boda civil con la familia inmediata de Marcia como únicos invitados y con los papás de Marcia, Brenda y Roberto, como testigos.
La memoria de la abuela de Carlos Quinto, Rosa, fue honrada en esa boda, ya que intercambiaron votos en una ciudad que lleva su nombre, Santa Rosa, California. Marcia y Carlos Quinto creen que Dios usó a Abuela Rosa en su infancia para que sus caminos se unieran de por vida y por eso celebrarán su boda en el Señor el 30 de agosto, el cumpleaños de Abuela Rosa, para honrar su memoria.
Eligieron celebrar la boda en Dominican University of California porque es un lugar cercano y querido para sus corazones, donde Marcia obtuvo su licenciatura y su maestría en administración de empresas, es voluntaria en varias mesas directivas y enseña durante el año.
Carlos Quinto y Marcia desean que su matrimonio sea una ofrenda fragante a Dios, caminando siempre con Jesús, honrándose y amándose mutuamente.
Invica en los 70s. Nuestra torre era la de la izquierda. Nos encantaba la piscina y la montaña.
1 Corinthians 13:13 ♡ 1 Corintios 13:13
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